viernes, 3 de agosto de 2012

DULCE: LA DELICADEZA


Año: 2011

Nacionalidad: Francesa

Director: David y Stepháne Foenkinos

Reparto: Audrey Tautou, François Damiens, Bruno Todeschini,...

Género: Comedia romántica.

Premios: Premios César (2011): nominada a mejor ópera prima y mejor guión adaptado.



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Esta película está basada en el libro del mismo título cuyo autor es también el director y guionista de la película. Muchos son los adjetivos que se le pueden atribuir a la cinta: dulce, romántica, tierna, entrañable, sensible,..., pero el que mejor le encaja es aquel que procede de su mismo título: DELICADA

La delicadeza es una historia de amor  sincero y conmovedor, sin llegar a empalagar. No se trata de una historia cualquiera, sino una propia de aquel fantástico escritor de cuentos infantiles Hans Christian Andersen en la que el patito feo recibe su premio final.

Nathalie, interpretada por la siempre elegante Audrey Tautou de la que hablaremos más tarde, sufre un terrible golpe al fallecer su esposo víctima de un accidente. A partir de ese momento, Nathalie se cierra al mundo y tan solo permite sacar la cabeza para respirar a través de su trabajo.





Markus, interpretado por François Damiens, es un sueco afincado en París. Su aspecto desgarbado y desaliñado le confieren ese aire de transparencia del que gozan aquellos que pasan desapercibidos ante los ojos del resto de la humanidad. Quisiera destacar el magnífico trabajo del equipo de castings a la hora de elegir a este actor

A partir del momento en el que ambos personajes se encuentran, la rueda de la vida comienza a girar, despacio pero sin pausa.

A pesar de que llegué al cine con la ilusión de ver una película a la que habían catalogado de excelente, me asustaron los primeros treinta minutos por su sosería, su lentitud, su poco aportar. En la oscuridad de la sala llegué a pensar que de nuevo mis gustos cinematográficos volvían a jugármela. Sin embargo, tras un momento crucial, el fallecimiento del marido de Nathalie da un vuelco a la película tan tremendo que sumerge a los espectadores en un silencio sepulcral (salvo por las dos parejas que se sentaban justo detrás de mí a las que luego haré mención). Desde aquí hasta los créditos el director coloca a los espectadores en una cuna de nubes de algodón, los lleva por un sendero apacible, cargado de humor sincero, ternura, y sencillez. Porque se trata de eso, de una historia sencilla que le puede ocurrir a cualquiera y que nos lleva a la conclusión de que no todo está perdido, que el amor está a la vuelta de la esquina, que puede surgir en cualquier momento, con quién menos lo espera, y que aún hoy, puede hacernos resurgir de nuestras cenizas.


La banda sonora de la que es responsable Émilie Simon, una artista gala de actualidad, aporta su grano de arena al desarrollo de la cinta. Los temas elegidos para esta película se adaptan perfectamente a cada escena y al estado de ánimo de los personajes. 

Retomemos el tema de Audrey Tautou. Quizás sólo sea una simple asociación de ideas por aquello de compartir nombre, pero me resulta inevitable ver a Tautou y no pensar en Audrey Hepburn paseando a tempranas horas de la mañana con el desayuno en la mano y acercándose despacio al escaparate de Tiffany's. ¿Será cierto que los padres de Tautou pusieron ese nombre a su hija en homenaje a Hepburn? Es lo más fácil de pensar. En cualquier caso, algunos consideran que compararlas es una barbaridad y que la protagonista de Desayunos con diamantes está muy por encima de Amelie. Cada uno es libre de pensar lo que guste. Por mi parte, considero que ambas, cada una en su época, son hermosas mujeres y buenas actrices. 

Y ahora la peor parte. ODIO que la gente se pase la hora y media o las dos horas que dura la proyección de una película cuchilleando con el de al lado y haciendo todo tipo de comentarios a cada fotograma o simplemente comentando los últimos resultados de la liga de fútbol, por decir algo. Señores, por favor, esto es cine. Si sienten un deseo irrefrenable de parlotear, háganlo al finalizar la proyección o bien quédense en un bar pero no molesten al resto de la sala que sólo intenta oír lo que les viene de la pantalla sin interferencias. ¿Tan difícil es? Yo creo que no. Es solo cuestión de respeto y educación.

Por otro lado,  he de poner punto negativo a la sala (Cines Nervión Plaza) porque imagino que solo se trata de una "cuestión de ajuste" y si no es así, pido perdón.  Algunas de las canciones que componen la banda sonora están subtituladas en castellano. Bien, pues no había manera de leer absolutamente nada. Los subtítulos quedaban flotando en la oscuridad y ocasionalmente y de forma muy sutil, se podía llegar a apreciar la parte superior de algunas letras pero imposible de leer.

En fin, os dejo con mi puntuación final y algunas escenas:
Puntuación: 9/10
















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1 comentario:

  1. Yo también la he visto y me pareció igual: parece que la película va a ser un pastelón, pero sube el interés y te engancha hasta el final, teniendo algunos momentos muy divertidos a partir del drama inicial que se produce al inicio del film.

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